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domingo, 2 de septiembre de 2007

no es oro todo lo que reluce...

Si me dieran un duro por cada vez que alguien me dice – Yo, lo que quiero es trabajar para mi, montar mi chiringuito- a estas horas no sería rica porque los duros de poco sirven ya pero tendría montones de estas moneditas tan simpáticas.

Debe ser que declarar en voz alta -Soy trabajador por cuenta ajena y me gusta!- es algo así como mear en la ducha que se hace pero no se dice (si si, ya hablaremos de esto algún día).

Yo trabajo en la empresa familiar así que a parte de lidiar con los prejuicios del tipo:

- Los que valen, valen, y los que no, con su papa.

Oigo a menudo

- Oh! pero no hay nada como la satisfacción de trabajar para uno mismo.

Si, es precioso, muy satisfactorio y si tienes una tolerancia cero a la autoridad prácticamente tu única opción en la vida pero…

Y el riesgo? Y la angustia cada día que abres la puerta y te sientas a esperar que venga un cliente? Y cuando vienen 15 pero no los 28 que necesitas para alcanzar el punto muerto?

Así que desde aquí ánimos a todos los que con sudor, empeño y algo de dinero han o están poniendo en marcha su chiringuto sea del tamaño que sea y haga lo que haga.

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